Atrapen a las zorras, a esas zorras pequeñas que arruinan nuestros viñedos, nuestros viñedos en flor. —Cantares 2:15
Las pequeñas decepciones pueden generar frustración, lo que a su vez puede generar problemas mayores que pueden producir un gran daño.
Además de las grandes decepciones que ocurren cuando no conseguimos el ascenso laboral o la casa que queríamos, podemos sentirnos igualmente molestos por molestias menores. Por ejemplo, supón que esperas que alguien se encuentre contigo para almorzar y llegue tarde. O imagina que haces un viaje especial al centro comercial para comprar algo con descuento, pero está agotado.
Este tipo de frustraciones son menores, pero pueden sumarse y causar mucho dolor. Por eso tenemos que saber cómo manejarlos y mantenerlos en perspectiva. De lo contrario, pueden salirse de control y desproporcionarte.
Sería prudente estar en guardia contra los pequeños zorros que nos roban la paz.
Con la ayuda de Dios, podemos aprender a hacer lo que hizo Pablo en el libro de los Hechos cuando la serpiente se sujetó a su mano, ¡simplemente se la sacudió (Hechos 28: 1–5)! Si practicamos cómo lidiar rápidamente con las decepciones a medida que se presenten, no se acumularán y se convertirán en una montaña de devastación.
La victoria no es la ausencia de problemas; es la presencia del poder de Dios.