A todos los que se lamentan en Israel les dará una corona de belleza en lugar de cenizas, una gozosa bendición en lugar de luto, una festiva alabanza en lugar de desesperación. Ellos, en su justicia, serán como grandes robles que el Señor ha plantado para su propia gloria. —Isaías 61:3 (NTV)
Dios quiere cuidar de nosotros, pero para permitírselo, es importante que decidamos dejar de preocuparnos. Muchas personas dicen que quieren que Dios los cuide, pero pasan sus días preocupándose o tratando de encontrar todas las respuestas en lugar de esperar la dirección de Dios. De hecho, están revolcándose en sus «cenizas», pero todavía quieren que Dios les dé belleza. Para que Dios nos dé la belleza, tenemos que darle las «cenizas.»
Le damos a Dios nuestros cuidados creyendo que Él puede cuidar de nosotros y lo hará. Hebreos 4: 3 dice: “Pues solo los que creemos podemos entrar en su descanso…”
Entramos en el reposo del Señor al creer. La preocupación es lo opuesto a la fe. La preocupación nos roba la paz, nos desgasta físicamente e incluso puede enfermarnos. Si nos preocupamos, no confiamos en Dios y no estamos entrando en Su reposo.
Qué gran canje ha provisto Dios. Le das cenizas y Él te da belleza. Le entregas todas tus preocupaciones y preocupaciones, y Él te brinda protección, estabilidad, un lugar de refugio y plenitud de gozo: el privilegio de ser cuidado por Él.
Jesús no se preocupó y tú tampoco tienes que preocuparte.