Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una Roca eterna. —Isaías 26:4
¿Cuántas veces hemos permitido que las situaciones que se nos presenten nos frustren y nos molesten innecesariamente? ¿Cuántos años de nuestras vidas hemos pasado diciendo: “¿Oh, le estoy creyendo a Dios? Estoy confiando en Dios”, cuando en realidad estamos preocupados, hablando negativamente y tratando de resolver todo por nuestra cuenta.
A veces pensamos que estamos confiando en Dios solo porque estamos diciendo las palabras, pero por dentro estamos ansiosos y con pánico. Es bueno que estemos dando los primeros pasos para confiar en Dios, pero también debemos darnos cuenta de que aún podemos crecer en la confianza. Confiar en Dios es más que solo palabras: son palabras, actitudes y acciones.
La confianza y la seguridad se construyen durante un período de tiempo. Por lo general, lleva algún tiempo superar un hábito arraigado de preocupación, ansiedad o miedo. Por eso es tan importante “esperar” en Dios. No te des por vencido y te rindas, porque ganas experiencia y fortaleza espiritual a medida que atraviesas las situaciones. Cada vez te vuelves un poco más fuerte que la última vez. Tarde o temprano, si no te rindes, te encontrarás en un lugar de completo descanso, paz y confianza en Dios.
Si estás en un momento de prueba, date cuenta de que la preocupación es completamente inútil y usa el tiempo para construir tu confianza en Dios.
