Instrúyeme, Señor, en tu camino para conducirme con fidelidad. Dame integridad de corazón para temer tu nombre. (Salmos 86:11)
Cuando Dios envía a Su Espíritu Santo para obrar en la vida de las personas, Él condena el pecado, no a los pecadores. A través de Su Palabra, vemos pruebas claras de Su amor por las personas y Su deseo de alimentar a las personas para que puedan dejar atrás su pecado y seguir adelante en sus grandes planes para sus vidas. Nosotros nunca debemos tener miedo de dejar que Él nos muestre y nos hable sobre lo que estamos haciendo mal.
El Espíritu Santo vive dentro de nosotros. Su trabajo es guiarnos, enseñarnos, ayudarnos en oración, consolarnos, darnos cuenta del pecado y guiarnos a medida que cumplimos El plan de Dios para nuestras vidas.
Podemos confiar en el Espíritu Santo porque Él sabe exactamente lo que hay que hacer en nuestras vidas y en el momento adecuado para ello. Podrías decir que estamos descompuestos y Él sabe cómo «repararnos.»
Estoy segura de que el Espíritu Santo está obrando en ti y contigo en alguna área de tu vida, tal como Él está con todos nosotros. Te animo a que te sometas a Él completamente porque Él sabe lo que hace y lo hará exactamente bien. Si la gente trata de repararnos o tratamos de repararnos a nosotros mismos, a menudo solo empeoramos las cosas, pero el Espíritu Santo obra de maneras misteriosas Sus maravillas. Es posible que no siempre entendamos o incluso nos guste lo que Él está haciendo, pero el resultado final será glorioso. Relájate, disfruta el día, y agradece a Dios que Él está obrando en ti.
La palabra de Dios para ti hoy: Suelta y deja a Dios hacerlo.
