Me deleito mucho en el Señor; me regocijo en mi Dios. Porque él me vistió con ropas de salvación y me cubrió con el manto de la justicia. Soy semejante a un novio que luce su diadema, o una novia adornada con sus joyas. —Isaías 61:1
Nuestra justicia en Cristo es uno de los mayores dones por los que podemos estar agradecidos. A través de la fe en Cristo somos puestos en una posición correcta con Dios. Y por fe, somos cubiertos con Su manto de justicia. En otras palabras, debido a que confiamos en la justicia de Jesucristo para cubrirnos, Dios nos considera correctos en lugar de incorrectos. Su justicia se convierte en un escudo que nos protege de satanás.
De hecho y por nosotros mismos, somos menos que nada; nuestra justicia es como trapo de inmundicia, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios (ver Isaías 64:6; Romanos 3:23). Pero somos justificados y se nos da una relación correcta con Dios a través de la fe. Saber que somos justos a través de la obra de Jesús trae paz y gozo a nuestras vidas que nadie podrá quitarnos jamás.
Oración de Gracias
Te agradezco hoy, Padre, que tengo una posición correcta Contigo y soy agradable a tus ojos por la obra de Jesús. Estoy agradecido de saber que soy aceptado, amado y aprobado por Ti.
