Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte. Filipenses 3:10
Podemos aprender a vivir la resurrección con respecto a la cruz. Jesús no solo fue crucificado; afortunadamente, Él resucitó de entre los muertos para que ya no estemos atrapados en el pecado, viviendo una vida desdichada, miserables e infeliz.
A menudo vemos un crucifijo en una iglesia con Jesús colgando de ello. Sé que se hace para recordarlo y honrarlo, y no estoy en contra, pero la verdad es que Él ya no está en la cruz. Está sentado en los lugares celestiales con Su Padre y disfruta de la vida de resurrección.
Podemos celebrar con gratitud que Jesús vino a sacarnos de lo común, de los pensamientos negativos, la culpa, la vergüenza y la condenación. Él vino a llevar nuestro pecado a la cruz y vencerlo. Ya no tiene poder sobre nosotros porque somos perdonados: la pena ha sido pagada. Podemos vivir en el lado de la resurrección de la cruz y estar sentados en los lugares celestiales con Él a través de la fe.
Oración de Gracias
Padre, ayúdame a experimentar el poder de la resurrección de Jesús en mi vida. Gracias porque Jesús conquistó el pecado y la muerte, y debido a que Tu Espíritu vive en mí, yo también puedo vivir una vida vencedora y victoriosa.