Que aunque nuestro corazón nos condene, Dios es más grande que nuestro corazón y lo sabe todo. —1 Juan 3:20
La culpa y la condenación son problemas importantes para muchos creyentes. El gran deleite de Satanás es hacernos sentir mal con nosotros mismos. Nunca nos dice cuánto hemos avanzado, sino que constantemente nos recuerda cuánto nos queda por recorrer.
Cuando el enemigo ataca, puedes decirle: “No estoy donde debo estar, pero gracias a Dios ya no estoy donde solía estar. Estoy bien y voy en camino.”
Como David, podemos aprender a mantenernos animados en el Señor (1 Samuel 30:6). Ninguno de nosotros ha llegado al estado de perfección y no podemos perfeccionarnos a nosotros mismos. La santificación es obrada en nuestras vidas por el Espíritu Santo como un proceso, así que aprende a disfrutar el proceso.
La Biblia enseña que podemos tener el perdón total de nuestros pecados (libertad total de la condenación) a través de la sangre de Jesucristo. No necesitamos agregar nuestra culpa a Su sacrificio. Él es más que suficiente.
Jesús ya ha hecho todo lo que hay que hacer: la obra está terminada. Él ha abierto un camino para que seas perdonado. Todo lo que tienes que hacer es recibirlo. ¡El perdón completo es gratis!
No dejes que el diablo llene tu cabeza con pensamientos de indignidad como pecador. Comienza a verte a ti mismo como la justicia de Dios en Cristo Jesús.
