Pero ustedes no tendrán que intervenir en esta batalla. Simplemente, quédense quietos en sus puestos, para que vean la salvación que el Señor les dará. ¡Habitantes de Judá y de Jerusalén, no tengan miedo ni se acobarden! Salgan mañana contra ellos, porque yo, el Señor, estaré con ustedes”». 2 Crónicas 20:17
Muchas veces Dios nos dice que hagamos algo o nos da una tarea y empezamos a hacerlo. Pero entonces el enemigo viene contra nosotros, y cuando nos ponemos a pelear con él, nos alejamos de Dios. De repente, el enemigo tiene toda nuestra atención. Pasamos nuestro tiempo luchando contra él en lugar de orar y pedirle a Dios que intervenga.
Quiero que sepas esto: El enemigo realmente no es tu problema; él es el problema de Dios. Perderás tu tiempo si desvías tu atención de las asignaciones y oportunidades que Dios te ha dado y comienza a enfocarte en el enemigo.
Satanás sabe que si puede distraerte, finalmente puede derrotarte. Dios es tu defensor; Él promete pelear tus batallas por ti. Entonces, cuando el enemigo comience a provocar una tormenta en tu vida, agradece a Dios que tiene la victoria y haz estas cosas simples: ora y confía en Dios.
Oración de Gracias
Padre, gracias por el poder de la oración. En lugar de tratar de pelear mis propias batallas, te las entrego hoy. Estoy tan agradecido que, cuando el enemigo viene como una inundación, soy más que vencedor a través de Ti (ver Romanos 8:37).