
De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros. —Juan 13:35
Olvidarnos intencionadamente de nosotros mismos y hacer algo por otra persona, incluso cuando estamos sufriendo, es una de las cosas más poderosas que podemos hacer para vencer el mal. Y afortunadamente, Dios puede ayudarnos a hacer eso.
Cuando Jesús estaba en la cruz sufriendo intensamente, se tomó el tiempo para consolar al ladrón que estaba junto a Él (véase Lucas 23:39–43). Cuando Esteban estaba siendo apedreado, oró por los que lo apedreaban y le pidió a Dios que no les echara la culpa del pecado (véase Hechos 7:59–60). Cuando Pablo y Silas estaban en prisión, dedicaron tiempo a ministrar a su carcelero (véase Hechos 16:27–34).
Si hacemos la guerra contra el egoísmo y caminamos en amor, el mundo comenzará a darse cuenta. No impresionaremos al mundo siendo como ellos. Pero, ¿cuántos amigos y parientes no salvos podrían llegar a conocer a Jesús si los amamos genuinamente en lugar de ignorarlos, juzgarlos o rechazarlos? Creo que es hora de averiguarlo, ¿no?
Oración de Gracias
Padre, oro para que me des la capacidad de anteponer las necesidades de los demás a las mías. Gracias porque Tu amor tiene el poder de cambiar vidas. Ayúdame a demostrar ese poder hoy.