Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en momentos de angustia; lo libraré y lo llenaré de honores. (Salmos 91:15)
Una vez, un familiar hizo algo que realmente me dolió, y como resultado me sentí rechazada. Después de que sucedió, yo estaba sentada en el auto con mucho dolor emocional y dije: “Dios, necesito que me consueles. No quiero sentirme así. No quiero amargarme ni desarrollar resentimiento. He experimentado el mismo tipo de dolor de parte de esta persona antes y no quiero que me arruine el día. Pero tengo problemas para manejarlo y necesito Tu ayuda.»
¿Sabes lo que pasó? ¡Dios tomó el dolor y todos mis malos sentimientos desaparecieron! Pero cuántas veces, en lugar de recurrir a Él en oración, recurrimos a otras personas, pensando erróneamente que contarles todo lo que sucedió nos consolará, pero no es así. La verdad es que hablar de algo que nos lastima solo provoca más dolor en nuestras emociones y hace que sea más difícil de superar. Tendemos a hacer todo lo que podemos pensar antes de recurrir a Dios, y nada cambia la situación. Estaríamos mucho mejor si nuestra primera reacción a cada emergencia y cada tipo de dolor emocional fuera orar. Si dependemos totalmente de Dios, haciéndole saber que lo necesitamos más que a nadie ni a nada, experimentaremos grandes avances en nuestras vidas.
La palabra de Dios para ti hoy: Haz de Dios tu «primera reacción.»
