Y así, después de esperar con paciencia, Abraham recibió lo que se le había prometido. —Hebreos 6:15
El cambio no es fácil. Nunca olvidaré a la señora que se me acercó un día después de que terminé de enseñar. Impaciente, se puso las manos en la cintura y dijo: «¡Quiero que me devuelvan mi dinero!». Me sorprendió bastante su declaración y le respondí: «¿Qué quieres decir cuando dices que te devuelvan tu dinero?» Ella dijo: «Joyce, le he estado dando a tu ministerio y he estado haciendo estas cosas que tú dices que hagas durante dos semanas enteras y nada ha cambiado.»
En retrospectiva, es bastante cómico, pero en el momento en que le expliqué a esta mujer, no es así como funciona. El cambio lleva tiempo. Y se requiere paciencia para que obre con éxito en el proceso de obtener el resultado que se desea. Se fue disgustada porque quería una solución instantánea, y eso no es lo que Dios nos ofrece. Cuando fuiste salvo, entraste en un camino que te llevó a un viaje de cambios para toda la vida. Y nuestras vidas cambian a través de la Palabra de Dios (Santiago 1: 21-25).
Para vivir en una comunión cercana e íntima con Dios, toma la decisión de ser un seguidor y un aprendiz de por vida. Lee la palabra. Escucha las enseñanzas sobre la Palabra. No hay nada mejor que llevar la Palabra de Dios a tu corazón… es la parte más importante del proceso.
La Biblia dice que heredamos las promesas de Dios a través de la fe y la paciencia (Hebreos 6:12), y la fe viene al escuchar la Palabra de Dios (Romanos 10:17).