Cómo Ser «Sal y Luz» para un Mundo Necesitado
¿Alguna vez has escuchado a alguien decir: «Hay algo en ellos?» Esto generalmente significa que ven algo que admiran en esa persona; que se destacan entre la multitud, pero no saben exactamente qué es.
Me gusta cuando escucho que se dice esto de alguien que es cristiano. Porque cuando somos buenos con las personas y el amor de Dios fluye a través de nosotros, hay algo que simplemente llama la atención de las personas.
La Biblia dice que los cristianos son la sal de la tierra y la luz del mundo (ver Mateo 5: 13-16). En el trabajo, en el supermercado e incluso entre amigos y familiares que no tienen una relación con Cristo, el pueblo de Dios está ahí para darle condimento a una situación desagradable.
Hay tanta confusión en la vida de las personas hoy, tanta oscuridad, y están buscando esperanza. Como cristianos, somos nosotros quienes podemos ayudarlos a encontrar lo que necesitan a través de una relación con Dios.
En Mateo 5:13 (NTV), Jesús pregunta: «¿para qué sirve la sal si ha perdido su sabor?»
Parece que, en algún momento del camino, la línea entre la devoción y la impiedad se ha vuelto borrosa. Las cosas que se hubieran considerado incorrectas hace 20 o 30 años parecen “no estar tan mal” hoy. Me pregunto qué traerán los próximos 20 años si esto continúa.
Es posible que debamos preguntarnos: ¿Qué le estamos mostrando al mundo? ¿Qué es lo que nos mantiene “salados”? ¿Cómo podemos nosotros, como cristianos, hacer que nuestras luces brillen en la oscuridad que nos rodea? ¿Qué nos distingue?
Creo que la respuesta es la santidad. Y cuando digo santidad, no me refiero a religión. No estoy hablando de una lista de lo que se debe y no se debe hacer … o de ir a la iglesia los domingos por la mañana solo para cumplir con tu deber cristiano un día a la semana. ¡Sí, ir a la iglesia es algo grandioso! Pero vivir una vida santa es mucho más que asistir a un servicio una vez a la semana.
Cuando digo santidad, me refiero a un comportamiento que nace de una relación personal e íntima con Dios. Me refiero a algo que nos ayuda a amar a otras personas y a ser buenos con ellas.
La santidad es el “algo” que el mundo necesita ver en nosotros. Hay tantas personas que tal vez nunca asistan a un servicio religioso ni lean la Biblia, ¡pero nos están leyendo a nosotros! Observan nuestro comportamiento y nos buscan para descubrir cómo es Dios.
Somos los embajadores de Dios y estamos destinados a ser luz en la oscuridad para que puedan encontrar el camino hacia Jesús (ver 2 Corintios 5:20).
Hebreos 12:14 nos dice que busquemos la santidad. Las diferentes versiones de la Biblia usan palabras como «trabajar en», «hacer todo lo posible», «esforzarse» y «ser». La santidad es el resultado de una obra que Dios hace en cada uno de nosotros a través de nuestra relación personal con Él. Comienza en el momento en que aceptamos a Jesús como nuestro Salvador. Cuando Él viene a vivir en nuestros corazones, somos santificados en ese momento. Y luego, poco a poco, Él nos cambia de adentro hacia afuera para que nos parezcamos más y más a Él (ver 2 Corintios 3:18).
A lo largo de este proceso, Dios se despoja lentamente de nuestro orgullo y egoísmo. Nos enfocamos menos en cómo podemos complacernos a nosotros mismos y nos preocupamos más por bendecir a otras personas. Pasamos de, «¿Qué hay de mí?» a «¿Cómo puedo ayudarte?»
Ahora, es importante recordar que no podemos cambiarnos a nosotros mismos, solo Dios puede cambiarnos y ayudarnos a llegar a ser más como Él. En Juan 15: 5 (NVI), Jesús dice: “yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada.»
Entonces, ¿cuál es nuestra parte? Nuestra parte es tomarnos un tiempo regularmente para desarrollar nuestra relación con Dios. Hacemos esto leyendo Su Palabra y hablándole en oración. Al igual que a un mejor amigo, el Señor desea que hablemos con Él durante todo el día sobre cualquier cosa.
Me gusta decir que la santidad es un «trabajo interno.» A medida que pasamos tiempo con Dios y le pedimos que nos cambie, Él nos transforma lenta pero seguramente de adentro hacia afuera.
No te preocupes si sientes que no has «llegado.» El hecho de que desees ser una mejor persona significa que estás progresando. Dios no nos promete que el proceso será rápido o fácil, pero sí nos asegura que nos hará más como Él mientras seguimos buscándolo.
Dondequiera que estemos en nuestro proceso de crecimiento en santidad, es importante recordar que el mundo está mirando. Y todos los días, en cada situación, tenemos el privilegio de ser sal y luz para las personas que nos rodean… y mostrarles cómo es Dios realmente.