
Mi padre se hizo cristiano cuando tenía 83 años. Hubo muchas ocasiones a lo largo de los años en las que yo pensé: ¡Él nunca cambiará! Pero seguí orando por él. Y gracias a Dios, finalmente cambió: experimentó la mayor transformación de todas.
Ser transformado significa que eres completamente cambiado de adentro hacia afuera. Cuando nos convertimos en cristianos, 2 Corintios 5:17 dice: «somos una nueva creación (una criatura completamente nueva); lo viejo [la condición moral y espiritual anterior] pasó. ¡He aquí lo fresco y lo nuevo ha llegado!»
Lamentablemente, muchas veces las personas no creen que puedan cambiar. Y a menudo no creen que otras personas puedan cambiar. ¡Pero lo único que nunca cambia es Dios! (Ver Hebreos 13:8).
El Señor quiere que nos atrevamos a creer que Él es capaz de [llevar a cabo Su propósito y] hacer sobreabundantemente, mucho más allá de todo lo que nos atrevamos a pedir o pensar infinitamente más allá de nuestras más elevadas oraciones, deseos, pensamientos, esperanzas o sueños (Efesios 3:20).
La pregunta es: ¿Qué esperas que Dios haga por ti? Tal vez te esté costando creer que tus hijos puedan cambiar, que tu matrimonio puede mejorar o que alguna vez puedas perder peso, conseguir un mejor trabajo o salir completamente de tus deudas.
Pero Jeremías 29:11 dice que: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.” Él tiene un buen plan para ti, y puedes atreverte a creer que Él puede sanarte en cualquier lugar que estes lastimado y ayudarte con cada problema que enfrentes.
La clave para tener lo que Dios quiere que tengas es aprender a pensar como Él piensa. Y Romanos 12:2 enseña que somos transformados por la renovación de nuestra mente. He descubierto varias formas en que debemos cambiar nuestra forma de pensar para que podamos disfrutar de la vida que Dios quiere darnos. Tenemos que cambiar nuestra forma de pensar sobre…
Dios
Es muy importante para nosotros saber quién es Dios realmente. Él no es un Dios enojado, y no es «áspero, duro, agudo o apremiante, sino cómodo, clemente y agradable…» (Mateo 11:30 ). Dios te ama. Y si sabes cuánto te ama Él en este momento, entonces tendrás la esperanza de que las cosas en tu vida puedan cambiar.
Nosotros Mismos
Si no te caes bien, vas a tener dificultades en todas las áreas de tu vida. No exijas la perfección de ti mismo. Nadie es perfecto y no importa lo que hagamos, por lo general no creemos que seamos lo suficiente: no oramos lo suficiente, no trabajamos lo suficiente, no estudiamos la Biblia lo suficiente y la lista continúa.
Dios habló a mi corazón un día y dijo: “Joyce, nunca eres suficiente, pero yo siempre soy más que suficiente.”
¡Por eso vino Jesús! Tendemos a pensar en todas las cosas que están mal con nosotros, sin embargo, Jesús quiere que nos centremos en todas las cosas que están bien con nosotros. Él quiere que creamos que podemos hacer lo que sea necesario a través de Él. (Ver 2 Corintios 5:21; Juan 15:5; Filipenses 4:13.)
Lo que Otros Piensan de Nosotros
Es fácil dejar que lo que otros hacen y dicen nos afecte. Estoy segura de que todos hemos pensado en un momento u otro: ¡Si no te caigo bien, mi día está arruinado!
Pero la verdad es que, si estamos más preocupados por complacer a las personas que por complacer a Dios, no nos convertiremos en lo que Dios nos creó para ser y hacer lo que Él nos llama a hacer (ver Gálatas 1:10).
Es por eso que lo mejor que podemos hacer es aprender quiénes somos en Cristo y recibir todo nuestro valor de parte de Él. Al hacerlo, seremos libres para obedecer a Dios y seguir la dirección del Espíritu Santo en lugar de tratar siempre de complacer a otras personas y derivar nuestro valor de ellas.
Pruebas y Dificultades
Te animo a leer y estudiar Santiago 1:2-4 Dice: “Considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas,”. ¿Por qué? ¿Por qué deberías emocionarte con las cosas difíciles de tu vida? Porque “pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia” es lo que Dios usa para “llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada.”
Verás, Dios toma las cosas difíciles, las cosas injustas, las cosas que no nos gustan, y las usa para fortalecer nuestra fe y ayudarnos a crecer. Dios nunca causa dolor o sufrimiento, pero lo usará para ayudarnos a llegar a donde queremos ir en la vida.
He llegado a un punto en mi vida en el que puedo mirar hacia atrás y estar agradecida por las pruebas que soporté; Dios las usó para hacerme más fuerte. De hecho, ¡no estaría haciendo lo que estoy haciendo ahora si no hubiera pasado por algunas cosas!
Dios quiere usar tu dolor para tu beneficio si se lo permites. Cuando suceden cosas que no te gustan, incluso cosas que parecen estar arruinando el plan de Dios, ese es el momento perfecto para atreverte a creer. Es hora de confiar en que Dios puede usar cualquier cosa y todo para ayudarte a crecer, cambiar… y caminar en Su perfecta voluntad para tu vida.