Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. (1 Juan 5:7)
El versículo de hoy habla del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que conocemos como la Santísima Trinidad. Aunque el versículo no usa el término Hijo, se refiere a Jesús como «el Verbo», pero sabemos por Juan 1 que Jesús y el Verbo son uno y lo mismo.
Cuando pensamos en la Trinidad, debemos recordar que son tres y, sin embargo, son Uno. Esto no se comprueba para nosotros matemáticamente, pero es verdad según las Escrituras. Al tener el Espíritu Santo viviendo en nosotros, también tenemos al Padre y al Hijo viviendo en nosotros.
Esta es una maravillosa realidad. Es demasiado impresionante para explicarlo. Simplemente debemos creerlo de corazón. No trates de entenderlo. Se como un niño pequeño y simplemente créelo porque la Biblia lo dice: Toda la Deidad—Padre, Hijo y Espíritu Santo, vive dentro de ti y de mí y de cada creyente nacido de nuevo que ha aceptado a Jesucristo como su Salvador y Señor (ver Colosenses 2: 9-10).
Esta verdad debería hacernos valientes, intrépidos y agresivos de una manera equilibrada. Debemos creer que podemos hacer lo que sea necesario en el plan de Dios para nuestras vidas, porque la Santísima Trinidad nos equipa. Nos da todo lo que necesitamos y más. Dios te ama, está contigo todo el tiempo y tiene un buen plan para tu vida. A través de Su presencia, estás equipado para hacer lo que necesites en la vida.
La palabra de Dios para ti hoy: Afronta este día con valentía porque Dios ya ha estado donde tú vas y ha preparado el camino.
