
Pues yo te sostengo de tu mano derecha; yo, el Señor tu Dios. Y te digo: “No tengas miedo, aquí estoy para ayudarte. (Isaías 41:13)
No importa si creemos que manejamos muy bien nuestras vidas, la verdad es que necesitamos ayuda con todo. Necesitamos todo tipo de ayuda en nuestra vida cotidiana. A menudo, nos llevará mucho tiempo darnos cuenta de la cantidad de ayuda que necesitamos. Nos gusta creer que podemos hacer lo que sea necesario hacer de forma independiente y sin ayuda. Sin embargo, el Señor nos envió un Ayudante Divino; por lo tanto, debemos necesitar ayuda. Jesús mismo intercede continuamente por nosotros mientras se sienta a la diestra de Dios (ver Hebreos 7:25; Romanos 8:34), y esto nos dice que continuamente necesitamos la intervención de Dios en nuestras vidas. En realidad, estamos muy necesitados y somos totalmente incapaces de gestionar la vida adecuadamente por nuestra propia cuenta.
Aunque parezca que gestionamos bien nuestras vidas y a nosotros mismos por un tiempo, tarde o temprano algo pasa y las cosas comienzan a desmoronarse si vivimos en nuestras propias fuerzas en lugar de recibir la ayuda divina.
Muchas veces, lo hacemos bien hasta que surgen los problemas. Pueden llegar en forma de un matrimonio roto, la muerte de un ser querido, la pérdida de un trabajo u otra cosa que es importante para nosotros. Pero eventualmente, todos llegamos a un punto en el que tenemos que reconocer nuestras necesidades.
Si queremos vivir la vida de la manera que Dios lo destinó: llenos de justicia, paz y alegría (ver Romanos 14:17), tenemos que admitir que necesitamos ayuda y debemos recibirla del Espíritu Santo, de parte de Dios que lo envió para ayudarnos.
LA PALABRA DE DIOS PARA TI HOY: Admite tu necesidad de ayuda y confía en que el Espíritu Santo te ayudará.