Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él. 1 Juan 4:9
Mientras estemos en lo que yo llamo la “Calificando Nuestro Rendimiento,” inevitablemente sufriremos una decepción con nosotros mismos. Sentiremos que no hemos actuado como esperábamos. No obtuvimos una A en nuestras pruebas espirituales, no alcanzamos nuestras metas, perdimos los estribos y ahora estamos decepcionados con nosotros mismos, y estamos seguros de que Dios también está decepcionado.
La verdad por la que podemos estar agradecidos es que Dios ya sabía que no actuaríamos como se esperaba cuando eligió amarnos. Y es Su amor el que es la base de nuestra relación con Él, no nuestras obras. Cuando nuestra relación con Dios sea una base sólida en nuestra vida, seremos libres para hacer lo mejor que podamos y no estresarnos por nuestras imperfecciones. Es hora de dejar de calificar nuestro rendimiento y correr en la libertad de Su gracia.
Oración de Gracias
Te agradezco, Padre, que no estés decepcionado de mí. Sabías lo que estabas recibiendo cuando me elegiste. Gracias por elegirme de todos modos y por amarme perfectamente en medio de mis imperfecciones.