Tú, Soberano Señor, has sido mi esperanza; en ti he confiado desde mi juventud. —Salmos 71:5
Confiar en Dios nos permite entrar en Su descanso, y el descanso es un lugar de paz donde podemos disfrutar de nuestras vidas mientras confiamos en que Dios está peleando nuestras batallas.
Dios cuida de nosotros; Él resolverá nuestros problemas y satisfará nuestras necesidades y, afortunadamente, podemos dejar de pensar y preocuparnos por ellos. Me doy cuenta de que es más fácil decirlo que hacerlo, pero no hay mejor momento que el presente para comenzar a aprender una nueva forma de vivir, una forma de vivir sin preocupaciones, ansiedad ni miedo.
Este es el momento de comenzar a creer y decir: “Confío plenamente en Dios; ¡no hay necesidad de preocuparse! No me rendiré al miedo ni a la ansiedad. Dios es la fuente de mi confianza”. Cuanto más pienses en esta verdad, más te encontrarás eligiendo la confianza sobre la preocupación.
Oración de Gracias
¡Padre, gracias porque no tengo que preocuparme! Confío en que me cuidarás y estarás siempre conmigo.