Antes ustedes eran esclavos del pecado pero, gracias a Dios, ahora obedecen de todo corazón la enseñanza que les hemos dado. (Romanos 6:17)
Cuando recibimos a Cristo como nuestro Salvador, Dios nos da un nuevo corazón, uno que quiere hacer lo correcto. Sin embargo, nuestro comportamiento tarda un tiempo en alcanzar nuestro nuevo corazón y eso a menudo es muy frustrante. Una parte de nosotros quiere hacer lo correcto, pero otra parte de nosotros lucha contra eso. Esa es la guerra entre la carne y el espíritu que Pablo discute en Gálatas 5:17.
Al nacer de nuevo, Dios nos equipa internamente con todo lo que necesitamos para vivir en santidad vidas obedientes. Somos hechos nuevas criaturas en Cristo; Lo viejo ha pasado y ha llegado ya lo nuevo (ver 2 Corintios 5:17). Me gusta decir que estamos hechos de arcilla espiritual nueva y pasamos nuestras vidas dejando que el Espíritu Santo nos moldee a la imagen de Cristo (ver Romanos 8:29). Necesitamos agradecerle a Dios que tenemos un corazón nuevo, uno que quiere ser obediente.
Celebra tu progreso y no te desanimes ya que Dios ve tu corazón. Si dejamos de lado lo que hay detrás y seguimos presionando hacia el lugar de la obediencia total, Dios se complace. Estamos aprendiendo a caminar con Dios y el caminar es la manera más lenta que existe para un viaje. Puede que no estés donde quieres estar, pero gracias a Dios tienes un corazón obediente.
LA PALABRA DE DIOS PARA TI HOY:
Enfócate hoy en Jesús, no en tus fracasos.