El amor es paciente… —1 Corintios 13:4
El mundo de hoy está lleno de gente impaciente. Parece que todo el mundo tiene prisa. Los niveles de estrés son muy altos y la presión bajo la que vivimos a menudo provoca impaciencia. Los cristianos enfrentan las mismas presiones que todos los demás y a menudo, somos tan impacientes como todo el mundo, pero no deberíamos de serlo.
La Biblia nos enseña que el amor es paciente. Cuanto más aprendemos a recibir el amor de Dios, amarlo a Él a cambio y amar a quienes nos rodean, más pacientes nos volvemos. Esta paciencia nos ayuda a vivir en paz. No siempre tenemos prisa. Nos tomamos el tiempo para esperar en Dios y tener comunión con Él. Por Su amor, Dios es paciente con nosotros y podemos ser de la misma manera con otras personas.
Cuando tu vida esté marcada por el amor, no solo serás paciente con los demás, serás paciente contigo mismo. Cuando cometes errores, en lugar de estar enojado por eso, te arrepentirás y permanecerás en paz. Comprenderás que Dios está obrando para corregir esas cosas en tu vida y confiarás pacientemente en que Él hará Su obra.
La paciencia es una virtud maravillosa que puede desarrollarse en tu vida, pero la clave es acercarse más a Dios confiando en Él todos los días. Cuanto más te acerques al Señor, más fácil será dejar ir las frustraciones del mundo. Encontrarás una nueva sensación de tranquilidad y calma porque Dios es el centro de tu vida.
Cuando aprendas a responder con paciencia en todo tipo de pruebas, te encontrarás viviendo una calidad de vida que no solo aguantas, sino que se disfruta al máximo.
