Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. —Romanos 8:28
La mejor condición para nuestras mentes es, como lo describió Pablo en Filipenses 4:8, respetable, amable pura, digna, justa, admirable, pensando en las cosas virtuosas y excelentes. Esto es lo que significa tener la mente de Cristo. Me gusta recordarle a la gente que es importante que pensemos en lo que estamos pensando.
Mucha gente piensa falsamente que la fuente de su miseria o problemas es diferente de lo que realmente es. Están culpando a una condición externa cuando son sus propios pensamientos internos los que les están causando problemas. Pero si elegimos “vigilar” nuestros pensamientos, podemos comenzar a llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Jesucristo (2 Corintios 10:5).
Una gran parte de acercarnos a Dios es someterle nuestros pensamientos. Cuando hacemos esto, el Espíritu Santo se apresura a recordarnos si nuestras mentes están comenzando a llevarnos en una dirección negativa. Entonces la decisión es nuestra: ¿seguiremos por ese camino o elegiremos pensar con la mente de Cristo? Una forma de pensar conduce a la frustración, la negatividad y la desesperación, la otra conduce a la vida. ¡Elige la vida hoy!
Tus pensamientos, tus palabras, tus actitudes y tus acciones son el resultado de las decisiones que tomas todos los días.