
Pelea la buena batalla de la fe; haz tuya la vida eterna, a la que fuiste llamado y por la cual hiciste aquella admirable declaración de fe delante de muchos testigos. —1 Timoteo 6:12
Así como el apóstol Pablo dijo que había peleado la buena batalla de la fe (2 Timoteo 4: 7), así instruyó a su joven discípulo Timoteo a pelear la buena batalla de la fe. ¡Eso significa que debemos confiar en Dios en todo momento y nunca rendirnos!
Una parte de la buena batalla de la fe es poder reconocer al enemigo. Mientras seamos pasivos, satanás nos atormentará. Nada va a cambiar en nuestra situación si todo lo que hacemos es simplemente sentarnos y desear que las cosas sean diferentes. Podemos optar por actuar. Con demasiada frecuencia no nos movemos contra el enemigo cuando viene en contra de nosotros para desanimarnos, o darnos miedo, duda o culpa. Escuchamos sus mentiras, ¡pero debemos decirle que se vaya!
Tú y yo no tenemos por qué ser sacos de boxeo para el diablo; en cambio, podemos ser luchadores. Podemos mantenernos firmes en la fe y saber que Dios es bueno y que nos van a pasar cosas buenas.
Dios es fiel y veremos Su bendición manifestada en nuestras vidas si no nos damos por vencidos. ¡Mantente firme! ¡Lucha! ¡Levanta el escudo de tu fe! Dios está de tu lado y es imposible que pierdas tus batallas si lo sigues.
Ve contra satanás cuando esté tratando de detenerte, y él nunca podrá fortalecerse.