Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio. —2 Timoteo 1:7
Si estás lidiando con dudas, preocupaciones, ansiedad o miedo en cualquier área de tu vida hoy, la fe es el antídoto.
Piénsalo de esta manera: si tu o yo ingiriéramos algún tipo de veneno, necesitaríamos un antídoto de inmediato. La misma verdad es para la duda, la preocupación, la ansiedad y el miedo. Debe haber un antídoto recibido, y ese antídoto es la fe.
Cuando estos ladrones de la alegría llaman a nuestra puerta, podemos responder con fe, sabiendo que nuestra fe en Dios derrota al enemigo y nos acercará a Él y nos permitirá descansar y encontrar seguridad en Él.
Santiago 1:5–7 nos dice que cuando nos encontramos en necesidad de algo, podemos orar con fe, y Dios responderá sin reproches. Esto es simple, pero muy importante. Incluso si no hemos sido perfectos en nuestros caminos, todo lo que tenemos que hacer es pedirle a Dios con fe, ¡y Él nos ayudará!
Pon tu fe en el Señor. Él tiene el poder para liberarte y poner tu vida en una dirección completamente nueva.
