
El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso. —Salmos 91:1
La mejor manera de estar seguro durante una tormenta natural es ponerse al cubierto. Si no buscas refugio, la tormenta puede hacerte daño.
La Palabra de Dios nos da instrucciones sobre cómo protegernos cuando enfrentamos las tormentas espirituales de la vida. El primer lugar al que debes correr cuando una tormenta golpea tu vida es al lugar secreto del Altísimo, la presencia de Dios. Medita en Su Palabra; ora; adorarle; agradécele y dile que confías en Él como el viento sopla en la adversidad. Estas son las disciplinas espirituales que ningún enemigo puede resistir. Cuando practicas estos hábitos, en realidad construyes muros espirituales de protección a tu alrededor. Estos muros te brindarán protección y te permitirán mantenerte fuerte en medio de cualquier tormenta.
Oración de Gracias
Señor, te agradezco que eres mi refugio en la tormenta. Cuando las dificultades de la vida se me presenten, no debo tener miedo porque Tú estás conmigo. Confío en que calmarás las tormentas en mi vida y me llevarás a salvo a través de ellas. Gracias porque nunca me dejarás ni me desampararás (ver Hebreos 13:5).