Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe. —Hebreos 12:2
No se necesita ningún talento especial para darse por vencido y echarse al costado del camino de la vida y decir: «Renuncio.» Cualquiera, sea creyente o no, puede hacer eso.
Renunciar es una tentación que todos enfrentamos en un momento u otro, pero cuando te acercas a Jesús, o mejor aun cuando Él se acerca a ti, Él comienza a infundirte fuerza, energía y valentía, y algo maravilloso comienza a suceder: ¡Él hace que quieras seguir adelante!
Solía darme por vencida y renunciar. Pero ahora me levanto de la cama y comienzo cada día fresca y nueva. Empiezo mi día orando y leyendo la Biblia y hablando la Palabra, buscando a Dios. Es asombroso la diferencia que hace cuando comienzas tu día acercándote a Dios.
Cuando sientas la necesidad o la tentación de renunciar, no te rindas. Mira a Jesús y sigue Su ejemplo. Él siguió adelante incluso en las circunstancias más difíciles, y Él te dará la fuerza para hacer lo mismo. Él es tu líder; Él es la Fuente y el Consumador de tu fe.
Tomemos una decisión hoy, que pase lo que pase, seguiremos adelante, mirando a Jesús, pase lo que pase.