Los perversos huyen aun cuando nadie los persigue, pero los justos son tan valientes como el león. (Proverbios 28:1)
Una de las razones principales por las que las personas no oran y son reacias en pedirle a Dios lo que necesitan y quieren es que no se sienten dignas. No se sienten bien consigo mismas; no sienten que son lo suficientemente espirituales, por lo que no creen que Dios los escuche de todos modos. Todos cometemos errores y cuando lo hacemos, deberíamos recibir el perdón y la misericordia de Dios, que permite que Sus bendiciones fluyan incluso cuando hayamos cometido errores.
Cuando hablamos con Dios y le pedimos, debemos entender nuestra posición como hijos e hijas de Dios que son justificados por la sangre de Jesús. De lo contrario, es posible que no escuchemos Su voz con claridad o que no percibamos Sus respuestas con precisión. Verás, a menudo pensamos que nuestra justicia se basa en hacer las cosas «bien»: decir las palabras «correctas», comportarse de la manera «correcta» o tener la actitud «correcta.» La verdad es que no podemos hacernos justos. Podemos hacernos religiosos, pero no podemos hacernos justos. La verdadera justicia bíblica no se basa en lo que hacemos bien, sino en lo que Jesús hizo por nosotros. Su justicia se convierte en la nuestra por fe, y una vez que creemos esto, progresivamente mostramos más y más el comportamiento correcto. Pero, siempre debemos recordar que Dios contesta nuestras oraciones porque Él es bueno, no porque nosotros lo somos. Podemos acercarnos a Él con valentía en oración y esperar tener noticias suyas diariamente.
LA PALABRA DE DIOS PARA TI HOY:
Dios convertirá tus errores en milagros si confías en Él y oras con valentía.