Uno es el esplendor del sol, otro el de la luna y otro el de las estrellas. Cada estrella tiene su propio brillo. —1 Corintios 15:41
Todos somos diferentes. Como el sol, la luna y las estrellas, Dios nos ha creado para que seamos diferentes unos de otros, y lo ha hecho a propósito. Cada uno de nosotros satisface una necesidad y todos somos parte del plan general de Dios. Cuando tratamos de ser como otra persona, nos perdemos y nos alejamos de lo que Dios nos creó para ser. Dios nos diseñó para que encajáramos en Su plan, no para sentirnos presionados al tratar de encajar en los planes de los demás.
No solo está bien ser diferente, es la forma en que fuiste creado. Todos nacemos con diferentes temperamentos, diferentes características físicas, diferentes huellas dactilares, diferentes dones y habilidades. Nuestro objetivo debería ser descubrir lo que específicamente se supone que somos y luego lograrlo. Por eso Romanos 12 nos enseña a entregarnos a nuestro don. Debemos descubrir en lo que somos buenos y luego dedicarnos de todo corazón a ello.
Puedes ser libre para amarte y aceptarte a ti mismo y a los demás sin sentir la presión de compararte o competir con los demás. Las personas seguras que saben que Dios las ama y tiene un plan para ellas no se ven amenazadas por las habilidades de los demás. Disfrutan de lo que otras personas pueden hacer y también disfrutan de lo que ellos pueden hacer.
Dios te dio dones y deseos para que los uses. Enfócate en tu potencial en lugar de tus limitaciones.