Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…-Génesis 1:26
Segunda de Samuel 9, cuenta la historia de Mefiboset, nieto del rey Saúl e hijo de Jonatán. Mefiboset, lisiado de joven, tenía una baja autoestima. En lugar de verse a sí mismo como el heredero legítimo del legado de su padre y su abuelo, se veía a sí mismo como alguien que sería rechazado.
Cuando David envió a buscar a Mefiboset, se postró ante el rey y mostró temor. David le dijo que no temiera, que él tenía la intención de mostrar bondad a Mefiboset debido al pacto de David con Jonatán. La respuesta inicial de Mephiboseth es un ejemplo importante del tipo de baja autoestima que todos debemos superar.
Una baja autoestima nos hace operar con miedo en lugar de fe. Miramos lo que está mal en nosotros en lugar de lo que está bien con Jesús. Él ha tomado nuestras fallas y nos ha dado Su justicia (2 Corintios
5:21). Podemos caminar con alegría en la realidad de esa verdad.
Amo el final de la historia. David bendijo a Mefiboset por amor a Jonatán. Le dio siervos y tierras y cubrió todas sus necesidades. ¡Dios nos bendecirá por amor a Jesús!
Todos podemos relacionar la cojera de Mephiboseth con nuestras propias debilidades. También podemos tener comunión y comer con nuestro Rey Jesús, a pesar de nuestras faltas y debilidades.
Tenemos un pacto con Dios, sellado y ratificado en la sangre de Jesucristo.