Por Joyce Meyer
…Según la medida de fe que Dios les haya dado. —Romanos 12:3 (NVI)
Si has estado en este mundo por mucho tiempo, has aprendido que hay muy pocos días que son como uno quisiera. Pero Dios nunca nos pone en una situación sin darnos la habilidad de regocijarnos en medio de esa circunstancia.
Yo creo que Dios nos da Su gracia especial para cada situación. Me gusta definir la palabra gracia de la siguiente manera: es El poder de Dios para ayudarnos a hacer lo que sea necesario. Puedes tener ese poder hoy mismo, pero necesitas recibirlo, y la única manera de recibirlo es por medio de la fe.
Romanos 12:3 dice que Dios le ha dado a todos una medida de fe.
Pregúntate hoy, “¿Que estoy haciendo con mi fe?” ¿Estás poniendo la fe en ti mismo, en otros, o en tus circunstancias? Eso no es vivir por gracia, es simplemente vivir por tus propias fuerzas y obras. ¡Eso no te ayudará a realizar la tarea!
Pero cuando sueltas tu fe y confías en que Dios hará lo que tú no puedes hacer, entonces estás poniendo tu fe en Él. Recién ahí la gracia, el poder de Dios, entrará por el canal de fe y te ayudará a hacer cosas que te sorprenderás tanto a ti como a los demás.
Ésta es mi definición más extensiva de la palabra gracia: Es el poder de Dios que nos llega gratuitamente, queriendo decir que no nos cuesta nada, excepto el poner nuestra fe en Dios, permitiendo que hagamos con facilidad lo que nunca pudiéramos hacer por nuestros propios medios sin una cierta cantidad de lucha y esfuerzo.
Pon tu fe en Dios. Él quiere darte de Su gracia hoy.
Oración final: Dios, yo sé que la vida no transcurrirá siempre de la manera que yo quisiera, pero confío en Ti. Por fe recibo hoy Tu gracia- El poder que me has dado libremente, para ayudarme a atravesar cualquier situación que llegue a enfrentar hoy.