No hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios. —Romanos 3:11
Cualquiera que decida seguir de cerca a Dios tendrá momentos de ser incomprendido por personas que no han asumido el mismo compromiso. ¡Las personas infieles no entienden a las personas fieles!
Siempre habrá quienes no sabrán muy bien qué pensar de nosotros cuando estemos completamente rendidos a Dios. La gente tampoco sabía qué pensar de Jesús. Nadie realmente lo entendió a Él o el llamado de Su vida, ni siquiera Su familia.
Cuando no decimos o hacemos lo que otras personas dicen y hacen porque hemos decidido seguir a Dios en lugar del mundo, podemos ser malinterpretados y rechazados. Duele cuando eso sucede, pero recuerda siempre que Jesús nunca te rechaza, y eso es lo que realmente importa.
Tu obediencia a Dios puede significar que no encajarás en el régimen regular de lo que sucede a tu alrededor. Puede que a veces te sientas fuera de lugar, pero en esos momentos recuerda que Dios recompensará tu fidelidad. Él te ama, y cuando otras personas preguntan: «¿Qué te pasa?» Dios estará diciendo, “No hay nada malo contigo. Eres mío y estoy orgulloso de ti.”
Decídete a estar con Dios y hacer lo que Él dice, incluso si nadie te entiende o te apoya. Jesús te comprende, y Él es suficiente.