El Consolador

Yo, yo soy vuestro consolador. (Isaías 51:12)

Los diversos nombres del Espíritu Santo describen Su carácter y Su ministerio en nuestras vidas. Se le llama nuestro Maestro, nuestro Ayudante, nuestro Intercesor, nuestro Defensor, nuestro Fortalecedor. Estos nombres revelan lo que el Espíritu Santo quiere hacer por los creyentes. Hoy quiero enfocarme en Él como nuestro Consolador (ver Juan 14:16).

Durante muchos años regularmente me enojaba con mi esposo porque él no me confortaba cuando yo sentía que necesitaba consuelo. Estoy segura de que lo intentó, pero ahora me doy cuenta de que Dios no permitiría que Dave me consolara porque necesitaba buscar el consuelo del Espíritu Santo. Él me daría todo el consuelo que yo necesitaba, si simplemente se lo hubiera pedido.

Dios permitirá que las personas hagan solo una cierta cantidad por nosotros, y no más. Incluso aquellas personas que son extremadamente cercanas a nosotros no pueden darnos todo lo que necesitamos todo el tiempo. Cuando esperamos que otros hagan por nosotros lo que solo Dios puede hacer, nuestras expectativas están en el lugar equivocado y siempre nos sentiremos decepcionados.

El consuelo de Dios es mucho mejor que el de cualquier otra persona. Una persona nunca puede darnos lo que realmente necesitamos a menos que Dios asigne y unja a esa persona para que nos ministre, lo cual Él a menudo lo hace. Sin embargo, Dios es la única fuente de consuelo verdadero y cuando lo necesitamos, debemos acudir a Él para recibirlo como Él considere conveniente para enviárnoslo. Si estás lastimado hoy, te animo a pedirle a Dios consuelo divino.


La palabra de Dios para ti hoy: Busca y recibe el consuelo de Dios.

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