El Eslabón Perdido

El Eslabón Perdido

Sobre la casa real de David y los habitantes de Jerusalén derramaré un espíritu[a] de gracia y de súplica, y entonces pondrán sus ojos en mí. Harán lamentación por el que traspasaron, como quien hace lamentación por su hijo único; llorarán amargamente, como quien llora por su primogénito. —Zacarías 12:10

El mensaje de la gracia de Dios ha sido el mensaje más importante que el Espíritu Santo me ha ministrado. Toda mi experiencia cristiana fue una lucha antes de aprender sobre el poder espiritual de la gracia. Enseñar a las personas la fe y no enseñarles la gracia es, en mi opinión, «el eslabón perdido» en el caminar de fe de muchas personas.

La gracia es el poder del Espíritu Santo que está disponible para hacer lo que sea necesario en nuestras vidas, y el poder para traer y sostener el cambio. Es la habilidad de Dios la que nos llega gratis con solo pedirla. Por la fe se recibe la gracia de Dios. La fe no es el precio que compra las bendiciones de Dios, sino la mano que las recibe.

El solo hecho de escuchar la palabra gracia me tranquiliza. Recuerda siempre, que cuando te sientes frustrado, es porque has entrado en tu propio esfuerzo y necesitas volver al poder de Dios. La gracia te deja fuerte y tranquilo; las obras de la carne te hacen débil e impotente, frustrado y frenético. Apóyate en Dios en todo lo que haces hoy y todos los días, porque sin Él, no puedes hacer nada (Juan 15: 5).

Recibe no solo la gracia que salva, pero recibe gracia, gracia y más gracia para que puedas vivir victoriosamente y glorificar a Jesús en tu vida diaria.

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