Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra. (Hechos 1:8)
El Espíritu de Dios da el poder a aquellos que quieren escuchar Su voz y servirle. Una persona puede desear hacer algo y no tener el poder para hacerlo, pero ese poder puede venir al recibir el bautismo del Espíritu Santo.
Quizás recuerdes que Jesús fue bautizado por inmersión en agua, pero también fue bautizado en el Espíritu Santo. En otras palabras, Él fue inmerso en el poder, lo que le permitió hacer la tarea que Su Padre le envió a hacer. Hechos 10:38 dice: «Cómo lo ungió Dios con el Espíritu Santo y con poder y cómo anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que estaban oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él.
Antes de que Jesús comenzara Su ministerio público, fue ungido con el Espíritu Santo y con poder. Cuando estamos llenos del Espíritu Santo, podemos escuchar la voz de Dios más claramente y estamos equipados para el servicio al Reino de Dios porque podemos recurrir al poder (habilidad, eficiencia y poderío) del Espíritu Santo que recibimos cuando vino sobre nosotros para ser de testimonio. Este poder nos permite hacer lo que Dios quiere que hagamos. Es importante ver que Jesús no hizo ningún milagro u otro acto poderoso hasta después de que el Espíritu Santo le dio poder. Si Jesús necesitaba el poder del Espíritu, nosotros también lo necesitamos. Pídele que te llene del poder de Su Espíritu hoy y todos los días.
LA PALABRA DE DIOS PARA TI HOY: Tienes acceso al poder. ¡Enciende la luz!