Por Joyce Meyer
No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. —Gálatas 6:9 (NVI)
En el mundo en que vivimos, tendremos de todo tipo de problemas, frustraciones y dificultades. Así es la vida. Sabiendo esto, ¿qué podemos hacer?
Debemos permanecer firmes y perseverar. En otras palabras, la respuesta es ¡nunca te rindas! A pesar de lo que pueda estar sucediendo en nuestras vidas, la victoria está en rehusar a darte por vencido.
Mantén en mente que, en el calor de la lucha, el Espíritu Santo está haciendo Su trabajo mayor dentro de nosotros. Él no es movido por circunstancias. Si realmente confiamos, ¡tampoco nosotros debemos de ser movidos! Él no está en nuestras vidas solamente en los momentos buenos, sino también en los tiempos difíciles.
Él nos guiara a través de cualquier cosa, si tan solo nos aferramos y le seguimos. Esto significa que debemos ser diligentes en la oración, implacables en nuestra determinación, inquebrantables en nuestra fe y determinados a permanecer firmes sobre la Palabra de Dios y Sus promesas.
Muchas veces en la vida podemos desviarnos al notar la lentitud con la cual transcurren las cosas. ¡De hecho, al enemigo le encanta señalarnos esto! Pero recuerda, que son esos los momentos en que Dios está haciendo el trabajo mayor en nosotros. ¡La obra de Dios en nosotros es en preparación de lo que Él quiere hacer a través nuestro!
Yo sé que a veces la vida es difícil. Pero también sé que Dios nos ayudará si permanecemos firmes. Debemos apoyarnos en Él. Nos apoyamos en Gálatas 6:9: No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. (NVI)
Ahora, permíteme hacer la pregunta nuevamente: ¿Que haremos? La respuesta es, ¡nunca rendirnos! ¿Cuál es tu respuesta?
Oración final: Dios, creo que estás trabajando en mi vida, aún en los tiempos difíciles. Hoy decido permanecer firme, y nunca darme por vencido en obediencia.