Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios. (Salmos 46:10)
Hablar siempre me ha resultado fácil, pero he tenido que aprender a escuchar. Una vez sentí que mi esposo no quería pasar tiempo juntos conversando, así que le dije que necesitábamos hablar más. Él respondió: «Joyce, no hablamos. Tú hablas y yo escucho. Tenía razón, y necesitaba cambiar si yo esperaba que él quisiera pasar tiempo conmigo.
Pronto descubrí que yo trataba a Dios de la misma manera que trataba a Dave. Yo hablaba y esperé que Él me escuchara. Yo me quejaba de que nunca escuchaba a Dios, pero la verdad es que nunca me tomé el tiempo para escucharlo. El versículo de hoy nos enseña a estar quietos y a saber que Dios es Dios. A muchos de nosotros nos sigue resultando difícil hacerlo porque a nuestra carne le gusta estar ocupada y activa haciendo cosas, pero debemos aprender a pasar tiempo a solas y estar quietos si queremos escuchar la voz de Dios.
Para muchas personas, escuchar es una habilidad que debe desarrollarse y practicarse. A veces esto significa sentarse en silencio en la presencia de Dios sin decir nada. ¡Deberíamos practicar escuchar! Una forma de hacerlo es preguntarle a Dios si hay alguien a quien Él quiera animar o bendecir, y luego quédate quieto y escucha. Te sorprenderás lo rápido que Él responde poniendo a alguien en tu corazón. Él puede darte cosas específicas que puedes hacer para alentarlos. Mientras escuchamos la dirección de Dios, Él nos da ideas creativas que quizás nunca hemos considerado. Toma el tiempo para estar quieto y escúchale atentamente a Él y luego se obediente y haz lo que Él te indique que hagas.
La palabra de Dios para ti hoy: Toma hoy un tiempo. Quédate quieto y escucha.
