Porque el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas, sino de justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo. —Romanos 14:17
El reino de Dios se compone de cosas mucho más grandes y beneficiosas que las posesiones mundanas. Dios nos bendice con posesiones materiales, pero el reino es mucho más que eso: es justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo.
La justicia no es el resultado de lo que hacemos, sino más bien lo que Jesús ha hecho por nosotros (1 Corintios 1:30). Él toma nuestro pecado y nos da Su justicia (2 Corintios 5:21). Cuando aceptamos esta verdad por fe y la recibimos personalmente, somos libres de vivir y disfrutar la vida por la que Jesús murió para darnos.
La paz es tan maravillosa, definitivamente es vivir el reino. Es por eso que buscamos la paz, la anhelamos y la seguimos (Salmo 34:14; 1 Pedro 3:11). Cuanto más nos acercamos a Dios, más entendemos que Jesús es nuestra paz (Efesios 2:14). La voluntad de Dios para ti y para mí es disfrutar de Su paz que va más allá del entendimiento (Filipenses 4: 7).
La alegría puede ser cualquier cosa, desde un placer tranquilo hasta un regocijo extremo. La alegría mejora nuestro semblante, nuestra salud y la calidad de nuestras vidas. Fortalece nuestro testimonio a los demás y nos da una perspectiva piadosa de la vida (Nehemías 8:10).
Está claro en la Palabra de Dios: Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten. (Mateo 6:33 NTV).
No hay mejor vida que la vida en el reino de Dios.