Así que podemos decir con toda confianza: «El Señor es quien me ayuda; no temeré. ¿Qué me puede hacer un simple mortal?» Hebreos 13:6
El miedo ataca a todos. Es la forma que tiene el enemigo para tratar de evitar que disfrutemos de la vida que Jesús murió para darnos. Si cedemos al miedo y le damos voz, le abrimos la puerta al enemigo y le cerramos la puerta a Dios.
Pero en lugar de ceder al miedo, podemos aprender a confesar con valentía que Dios es nuestro Ayudador, nuestro Refugio y nuestra Fortaleza.
La Biblia nos enseña a velar y orar. Mateo 26:41 dice: «Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo[a] es débil.»
La referencia principal en este pasaje es estar alerta a los ataques que el enemigo lanza contra nuestra mente y nuestras emociones. Cuando se detectan estos ataques, podemos orar de inmediato. Es cuando oramos que el poder se libera en nuestras vidas, no cuando pensamos en orar más tarde.
Te animo a velar y orar por todo. Creo que encontrarás que esta decisión te producirá más alegría y paz en tu vida diaria.
Para vivir una verdadera victoria, es importante que nos dediquemos a la oración.