Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras. Santiago 1:17
Santiago nos dice que Dios es bueno y punto. A veces no es bueno; Él siempre es bueno.
¿No es maravilloso tener un Dios que siempre es el mismo? Con Dios no hay cambio, no hay variación. Podemos depender de Él para que sea fiel todo el tiempo, para ser misericordioso y perdonador todo el tiempo, para que solo nos haga bien mientras vivamos.
Si estamos pasando por un momento difícil, si tenemos ganas de darnos por vencidos, Dios sigue siendo bueno. Él no es el autor de nuestros problemas. Si nos pasa algo malo, Dios sigue siendo bueno. No hace cosas buenas por nosotros porque somos buenos y nos las merecemos; Él hace cosas buenas por nosotros porque Él es bueno y nos ama. ¡Podemos depender de la bondad de Dios en nuestras vidas!
La clave para la felicidad y la plenitud no está en cambiar nuestra situación o circunstancias, sino en confiar en que Dios ser Dios en nuestra vida.