Por Joyce Meyer
Les aseguro que, si alguno le dice a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, creyendo, sin abrigar la menor duda de que lo que dice sucederá, lo obtendrá. -Marcos 11:23 (NVI)
Cuando Jesús dijo que debíamos hablar a la montaña, ordenándole que fuera levantada y arrojada al mar, Él estaba haciendo una declaración radical.
Mira, solemos hablar acerca las «montañas» o desafíos de nuestras vidas, pero la Palabra de Dios nos instruye a hablarle a ellos. Y cuando lo hagamos, debemos responderles con la Palabra de Dios.
En Lucas 4, cuando satanás estaba tratando de tentar a Jesús en el desierto, el Señor respondió a cada prueba hablando las Escrituras. Repetidamente citó versos que encontraron de frente las mentiras y el engaño del diablo.
Tenemos la tendencia de intentar esto por un tiempo, pero cuando no vemos resultados rápidos, dejamos de hablar la Palabra a nuestros problemas y comenzamos una vez más a expresar nuestros sentimientos. La persistencia es un vínculo vital para obtener la victoria.
Constantemente hablando la Palabra es poderoso y absolutamente necesario para superar cualquier problema o situación negativa. Sabiendo lo que crees y ser determinado a seguirlo hasta el final.
Oración Final:
¡Espíritu Santo, recuérdame diariamente Hablar la Palabra a las montañas de mi vida. Cada vez que me entregue a la queja o al desespero, rápidamente llévame a hablar Tu Palabra con audacia y seguridad en Ti y mover montañas!