Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre. —Hebreos 13:15
Mucha gente está familiarizada con la declaración: “¡Hay poder en la alabanza!” Es verdad, y cuando alabamos a Dios de corazón, ejercemos poder en el ámbito espiritual. Dios mismo habita en las alabanzas de Su pueblo (ver Salmo 22:3).
La alabanza nos permite recordar y expresar nuestro gozo y acción de gracias por todo lo que Dios ha hecho por nosotros y todo lo que Él va a hacer. Involucra nuestros corazones para enfocarnos en Él y nuestras bocas para hablar de Él.
Afortunadamente, podemos aprovechar el poder que se libera a través de la alabanza; nos da la oportunidad de expresar cuán verdaderamente agradecidos estamos. Hacemos esto porque amamos a Dios, pero también porque alabar y dar gracias son actitudes en las que Dios se deleita. Orar con gratitud es la manera de ver la oración contestada.
Oración de Gracias
Padre, te alabo porque eres digno de ser alabado. Gracias por todo lo que has hecho en mi vida y todo lo que vas a hacer en el futuro. Te amo y te alabo con todo lo que soy.
