Cuando soy débil, entonces soy fuerte. —2 Corintios 12:10
En un día cualquiera podemos sentirnos bien o mal, felices o tristes, emocionados o desanimados, y mil cosas más. Aunque los sentimientos pueden ser muy fuertes y exigentes, no debemos dejar que gobiernen nuestras vidas.
Podemos aprender a manejar nuestras emociones en lugar de permitir que ellos nos manejen a nosotros. Esta ha sido una de las verdades bíblicas más importantes que he aprendido en mi jornada con Dios. También ha sido uno que me permite disfrutar constantemente de mi vida.
Si tenemos que esperar para ver cómo nos sentimos antes de saber si podemos disfrutar el día, entonces estamos dando a los sentimientos el control sobre nosotros. Pero afortunadamente, tenemos libre albedrío y podemos tomar decisiones que no se basan en sentimientos. Si estamos dispuestos a tomar las decisiones correctas sin importar cómo nos sintamos, Dios siempre será fiel para darnos la fuerza para hacerlo.
Oración de Gracias
Padre, te agradezco que ya no tengo que dejar que mis sentimientos me controlen. Estoy tan agradecido que no tengo que esperar a ver cómo me siento todos los días antes de saber cómo actuar. Con tu ayuda, voy a vivir más allá de mis sentimientos: ¡voy a vivir la vida llena de gozo que Jesús vino a darme!